martes, 19 de mayo de 2015

Otro Tipo de Duelos - El paso por los Ciclos Vitales (4)


Infancia, pubertad, adolescencia, adultez, y vejez son los ciclos vitales que todo sujeto atraviesa a lo largo de su desarrollo. 

Crecer implica ir pasando por diferentes etapas y aunque sabemos que es natural, transitarlas y pasar de una a otra, conlleva un importante trabajo no sólo orgánico sino también psíquico.

Dejar de ser niño para ser adolescente, luego adulto, más tarde, si la salud nos acompaña viejos, hace poner en juego la subjetividad de cada persona en el medio de las grandes generalidades.  

Sólo a modo de ejemplo tomaré el paso a la adolescencia: en él, conductas, modos de expresión y estados de ánimo se alteran, el hacer y el decir se modifica, y la necesidad de crecer se profundiza en un intenso "a solas" (si lo sabrán los papás cierto?) Habrá cambios individuales que a la vez producirán cambios, también, e inevitablemente, en el entorno. Algunos serán producidos por el devenir natural, biológico y fisiológico del proceso de desarrollo (en él la voluntad del sujeto poco cuenta). Por supuesto también estarán los otros cambios, se trata de las propias elecciones, las decisiones de cada uno en particular, el cómo quiero ser, verme y que me vean, en qué lugar quiero estar, en cuál pretendo que me ubiquen. Surgirán preguntas, algunas de fácil respuesta, otras, casi dilemas eternos que darán lugar a largas horas de introspección y en el mejor de los casos de charlas compartidas con padres y amigos. 

Es decir, los ciclos vitales implican nuevas adquisiciones, pero también, pérdidas, con lo cual, indefectiblemente, el sujeto tendrá que atravesar duelos,  sólo que estos duelos son saludables y esperables...  en la medida que advenga una nueva imagen, diferentes propósitos, otros intereses, proyectos y sueños, los antiguos quedarán atrás, perderán su lugar de privilegio. Algunos serán abandonados, otros tal vez sean incorporados ocupando otros lugares en relación a lo nuevo y pasen a formar parte, ahora agiornados, un nuevo presente con este enfoque diferente que le dará la maduración. 

Se tratará entonces de afrontar el duelo de aquello que se deja atrás, a beneficio de seguir avanzando. 

El modo como se hayan atravesado estas instancias de ganancia y pérdida será de suma importancia. El par “presencia-ausencia” se jugará en estas instancias y el modo como se lo procese es el que dejará huella a lo largo de toda nuestra vida. 

De esta forma, me gusta pensar que el desarrollo sería algo así como la preparación para otros momentos, donde nuevamente se presenten circunstancias de pérdidas (ahora ya me refiero a la muerte de un ser querido, la pérdida de un ideal, etc). 

En síntesis: la cuestión es que si hemos vivido con naturalidad estos procesos, si hemos comprendido la importancia de soltar para dejar espacio a lo nuevo, probablemente, cuando nos encontremos con este otro tipo de pérdidas lo recordemos, (seguramente nuestro inconsciente lo recuerde...) y los duelos a los que tengamos que enfrentarnos puedan ser, al menos, saludables. 



Stella Maris Riera - Psicoanalista - Universidad de Bs. As.
Atención del Niño y su Familia
Atención individual del Adolescente y del Adulto
Dirección de correo electrónico: lic.smriera@yahoo.com.ar

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