martes, 19 de julio de 2016

PROCASTINACIÓN. -Mejor lo dejo mañana... -


PROCRASTINACIÓN
Es el hábito de retrasar las decisiones y / o actividades. 
Características de personalidad, tales como el perfeccionismo y la autoexigencia, se suman a la procastinación para jugar el juego de "mejor lo dejo para mañana".
La falta de tiempo también es una excelente excusa que se agrega para hacer más solvente aún la decisión (in-decisión?) tomada. 
De este modo, se evita realizar tareas porque el Sujeto "cree saber" que no hay garantía de éxito. 
La pregunta sería -¿existen las seguridades?- La respuesta es -no-. Por eso, sólo se trata de aceptar la incertidumbre. Lo único seguro es que no podemos predecir qué va a suceder luego, ni de qué modo, ni con qué precisión. Ni siquiera podemos predecir si va a suceder.  
Lo cierto es que ante esta situación el miedo a fracasar se vuelve intenso. La perfección se torna compulsión, y es en este punto, donde comenzamos a hablar de "sufrimiento". 
A estas alturas te estarás preguntando cómo hacer para salir de esto?
Es muy importante recuperar la seguridad, primero en vos mismo, luego poco a poco, se hará extensiva hacia los demás.
Para ello, un secretito: A partir de hoy, proponerse metas a corto plazo, chiquitas, y alcanzables. 
Y animate, tomá el riesgo, pegá el salto, que como escuché por ahí, "si saltás, la red se abre".
Intentalo, y si solo no podés, pedí ayuda.

Stella Maris Riera - Psicóloga - UBA 


jueves, 14 de julio de 2016

PERSONAS QUE NO PUEDEN CONTROLAR SU IRA


Si te enojás fácilmente, si tu enojo te desborda, y por sobre todo, si estás leyendo esto, y te reconocés como una de esas personas que no consiguen controlar su ira, entonces tal vez te resulte beneficioso que aprendas a reconocer las señales que suelen aparecer antes que ese impulso te desborde.
El cuerpo SIEMPRE avisa. Sólo tenés que saber escucharlo. De este modo, podrás anticiparte a ese impulso que te hace caer en situaciones violentas, que ponen en riesgo a tu entorno y seguramente a vos mismo.
Estas señales suelen ser: sudoración, calor intenso, temblores, pensamiento rumiante o idea fija, palpitaciones, etc. Pueden darse juntos, o de forma aislada. Es muy importante reconocerlos porque te ayudarán a anticiparte.
“Si podés anticiparte a tu ira posiblemente puedas controlarla”.
La finalidad de este informe es dejarte un aporte para que puedas hacerlo:
1- Tomá distancia: Un “tiempo afuera” podría ayudarte. Alejate del momento del conflicto; para que quede claro “te vas”… si te quedás ahí, la violencia se hará una bola de nieve que irá creciendo y que te resultará difícil de parar. Pero si te alejás, podrás calmarte, y volver cuando haya pasado. Ya tendrás oportunidad de aclarar las cosas en otro momento.
2- Quitá la atención de lo que te está enojando (para ello, buscá cuál es el recurso más adecuado para vos, el que mejor te ayude a lograrlo). Podrías probar con el control de tu respiración: P. Ej. acostado, respirá profundo y exhalá lentamente. O mejor aún: sentado, con tu espalda erguida, con tus manos tomando tu cuerpo a la altura de las costillas, respirá cortito, con la boca puesta en pico, lentamente, tantas veces como sea necesario, hasta que sientas que no entra más aire en tus pulmones y luego, también muy lentamente, exhalá del mismo modo. Repetilo tantas veces como te resulte necesario. Cuando te sientas más sereno podrás volver.
3- Encontrá entre las cosas que te dan placer (música, caminata, etc) aquella que te permita separarte del conflicto.
4- Pedí ayuda
Nunca olvides el punto 4, porque SALIR SE PUEDE.

Stella Maris Riera - Psicoanalista UBA 


SÁBADOS DE POETAS (y otras yerbas, claro) - FRANZ KAFKA


LA OMNIPRESENCIA DE LA PÉRDIDA 
En uno de sus cuadernos dos años antes de morir Franz Kafka escribió: "¿Y si esto que he imaginado fuera, sin yo saberlo, algo real? Esta historia que sigue podría ser una de ellas. Dice así: 
Un año antes de morir Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar.
Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:- “Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras ...“- Este fue el comienzo de muchas cartas.
Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca . La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó:-" ‘mis viajes me han cambiado … “ 

martes, 12 de julio de 2016

AnEcdOtAriO: La Confianza (clínica con niños)




Hace unos años con un pacientito cuya confianza en sí mismo ( y por ende en el prójimo) estaba bastante baja "jugábamos" al famoso juego de "dejarse caer". 
Este juego como sabrás consiste en ponerte de espaldas delante de tu compañero (en este caso yo) y sin mirar hacia atrás a la cuenta de tres dejarte caer para que el otro "te sostenga". 
No lo conseguimos en una primera intención, por supuesto, pero llegó el día que el mismo me pidió "jugar" y "confiado" cayó en mis brazos que, obviamente, como él ya sabía, lo sostuvieron. 
Un día de tantos el juego comenzó como ya era casi una costumbre. El se ponía feliz de lograrlo. Fue entonces cuando mirándome con una sonrisa pícara, me dijo: yo ya confío, ahora, te toca a vos.



Lic. Stella Maris Riera - Psicoanalista UBA 
lic.smriera@yahoo.com.ar

Yo te amo incondicionalmente… Yo, te quiero incondicional



Creemos que el amor incondicional es el mejor, el más elevado, altruista, generoso. 
Sin embargo, "no todo lo que reluce es oro". 
Como sabrás, en todo vínculo existen o deberían existir acuerdos o pactos. Pactos que a veces serán concientes, a veces inconcientes, algunos estarán silenciados otros se pondrán en palabras. Estos acuerdos ayudan a la comunicación y el entendimiento.

Cuando un vínculo, cualquiera sea, está atravesado por la incondicionalidad, vayamos con cuidado, estamos frente a una relación enferma.

Tal vez estés preguntándote: ¿por qué tendría que estar mal ser incondicional para el ser amado? Si lo querés tanto que darle todo resulta poco, y complacerlo, y verlo sonreír, forma parte de los mejores momentos.

Entiendo que esta vez no hay que buscar demasiado para encontrar una respuesta.

En los vínculos amorosos, como en cualquier otro vínculo, deben existir límites, y no ser incodicional es comenzar a ponerlos. De lo contrario, si así no fuera, todo vale, y ¿sabés? cuando todo vale, se corren muchos riesgos que lamentablemente suelen dejar marcas. Algunas en el cuerpo, otras en la psiquis. Eso, siempre y cuando tengas tiempo de notarlo, y esa incondicionalidad no te lleve a la muerte. 

Si estás atravesando por una relación donde sentís que das todo, y más, donde para ser feliz, tenés que conformar al otro en cada reclamo, o donde el hostigamiento, o el abuso, o el sometimiento estén siendo parte de tu vida, correte de ese lugar, poné límites, y si con eso no alcanza, retirate.


Si solo no podés, pedí ayuda. 


Stella Maris Riera - Psicoanalista UBA 
lic.smriera@yahoo.com.ar