viernes, 11 de mayo de 2018

Sublimar es Sanar: Si Coincidimos en Todo, Alguien está Pensando por ...

Sublimar es Sanar: Si Coincidimos en Todo, Alguien está Pensando por ...: Hoy vino a mi memoria una pacientita que llegó a la consulta hace ya muchos años (por eso me permito citarla aunque no daré su nombre ...

La realidad no existe, apenas si se construye, por eso, yo soy mi realidad.
En alguna parte de mi ser la literatura y el psicoanálisis se combinan y hacen para mí un mundo que resulta casi mágico. Mis historias, algunas irreales, otras no tanto, me dejan creer que todo lo que sueño puede ser real, y que lo real puede ser mi sueño. Es mi deseo compartirlo con ustedes y que disfruten al leerlas del mismo modo que yo disfruté al escribirlas.

jueves, 10 de mayo de 2018

Si Coincidimos en Todo, Alguien está Pensando por Dos




Hoy vino a mi memoria una pacientita que llegó a la consulta hace ya muchos años (por eso me permito citarla aunque no daré su nombre por respeto a su intimidad). Se sentía insegura, sin confianza, pero por sobre todo, desconforme y por supuesto como consecuencia, triste.
Ella soñaba. Pero su madre también.
Vos me dirás y cuál es el problema? El problema es que su madre, soñaba por las dos.
Esta chica a la que nombraré Mariela, sufría.
No encontraba las palabras adecuadas para transmitirle a su familia lo que le pasaba, o al menos, por entonces, parecía ser que ninguna palabra alcanzaba a ser adecuada. No querían oir. Qué hacer cuando llamás llamás y el otro no escucha? O bien te resignás, y vivis una vida apagada, o luchás para hacer/ser lo que te gusta. Creo que dentro suyo una voz se preguntó -si no me oyen acaso podrán verme?- Tal vez...
Su cuerpo comenzó a producir alergias, su piel (ese envoltorio de emociones que llevamos puesto) se cubrió de minúsculos granitos que a modo de coraza la escondían a la vez que la mostraban. Ante esta situación la reacción de la familia fue inmediata: obviamente, la llevaron al dermatólogo 
El resto continuó igual. Hasta que un día (construyendo, de construyendo, re construyendo) emergió su ser. Con esto no vayas a imaginar que su brote "alérgico" desapareció instantáneamente. Lamento desilusionarte, pero esta vez, te estoy contando una historia real. Sin embargo, poco a poco los síntomas (que eran varios más que este...) comenzaron a ceder. Y aún con ellos, (y esta es la parte más importante) M empezó a hacer caso omiso al deseo de su madre y se abrió al suyo propio.
No sin trabajo, no sin dolor, pero sí con la fantástica sensación que produce el hallazgo de salir a tu propia vida.
Como te dije cuando comencé a contarte esta historia,
El Deseo Insiste y Persiste (sólo tenemos que dejarlo emerger, escucharlo) No te resignes, no le des la espalda. Alguna forma habrá para encontrar tu camino. Nunca te olvides: "si coincidimos en todo, alguien, está soñando por los dos" y no hay nada peor que alguien sueñe/piense por dos.
Nos estaremos leyendo. Hasta la próxima.




       E-Mail lic.smriera@yahoo.com.ar
       


martes, 8 de mayo de 2018

No es el País de Las Maravillas, pero se le parece

















Imaginate esta situación…
Un día como hoy, hace unos cuantos años… yo tenía como 6…
La lluvia forma una cortina a la que veo desde la cocina. Estoy en el fondo de una casa larga, de esas que llaman chorizo. Para mí, la casa más grande y linda que conocí. En ella puedo soñar libremente y lo que sueño, es posible.
No es el País del Nunca Jamás, ni el de Alicia, pero ahí pasan cosas raras, como en los cuentos: los viejos son jóvenes, los gritos no existen, y mi mascota es un gallo que de tan enorme y bravo lo saco a pasear atado con un piolín al cuello, rescatándolo de su improvisado gallinero, al menos, por un rato, todas las tardes.
Como siempre, me dispongo a jugar. Nadie se niega. Y todo se transforma.
Lo inútil se vuelve útil: el hierro porta macetas (sin maceta) se transforma en la ventana por la que me asomo, los cajones de fruta que me presta el verdulero, son un cómodo sillón. Mi mesa y mi pequeño banquito de madera improvisan un living. Estoy lista para recibir visita. Y yo, por supuesto, yo soy grande y además, una mamá obvio… (qué otra cosa podía haber elegido ser en aquella época) Tengo que ser como tal, así que cocino postres ficticios, se los sirvo a mis ficticios hijos, y elaboro bebidas también ficticias, que coloco en sus respectivos vasos. En la casa hay inquilinos y, mientras sentados en sus máquinas de coser y aparar, trabajan, simulan tomar esos brebajes mágicos con los que los invito, mientras me hacen creer que los engaño. Yo me asombro y me río.

En la casa chorizo, con la tía mediante, la vida es un juego y aún los adultos viven jugando.

La tía canta. Canta y cocina. Su pan negro perfuma el aire con su aroma. Entonces llega la hora: ya son las cinco: la leche y el tazón enorme se acercan. Piluso comparte conmigo la merienda. Inclino la taza, la chocolatada endulza mi boca. En tanto el pan que zambullo en la leche, y la manteca, en forma de globo, se escapa. Se va nadando, se aleja de mí, choca contra la losa y explota. El sonido de su golpe me sobresalta. Despierto. Estoy sentada en mi sillón. Acabo de descubrir que mi penúltimo paciente faltó a la cita. La lluvia forma una cortina que no veo... Y yo tengo… no pienso decirte cuántos años.

   Stella Maris Riera - CuentaCuentos