domingo, 28 de junio de 2015

La tumba

alixann.wordpress.com
Inmutable, permanece allí, paciente, en una callada espera. Espera su momento, ése, el mismo que no deseamos sea el nuestro: el del –por qué a mí- el del –hasta siempre- el del –nunca te olvidaré- La imagino gozosa, obediente a su hambruna, abriendo su boca, tragándonos. Ella no pide permiso (no es necesario) ella devora. Primero irá por el cuerpo, pero no le alcanzará e insatisfecha, también vendrá por nosotros, y se llevará ilusiones y esperanzas, paseos por la plaza, tardes de mate, mediodías de domingo y asado al sol. Un grito se ahogará en llanto: ella se deleitará con su música. Y cuando esté a punto de cerrar su boca, en un eructo gozoso, repulsivo, nos escupirá, y con él, nos expulsará. –Por un tiempo-, dirá –tan sólo por un tiempo-. Dadivosa, regalará un trozo más de vida. No tiene apuro, ella puede esperar, siempre espera. Puede darnos la chance de no morir con él, no esta vez, total… sabe que tarde o temprano volveremos. Ella, paciente, permanecerá allí (hasta el próximo encuentro) cuando en silencio, vuelva a abrir su boca, y obediente a su hambruna, esta vez, implacable, nos trague.



Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias


sábado, 27 de junio de 2015

Al final, tal vez, la playa.

ese azul verde mar 

Estoy segura: en el final él acudirá a buscarlo. Tal vez este final sea sólo un principio y su eternidad logre ser un inacabable, feliz, momento acompañado. Si, estoy segura, su hijo acudirá a su encuentro, y quiero creer que tal vez, sólo tal vez, no esté solo. Tal vez los ojitos grises de mi viejo los ilumine. Tal vez, se transmuten y juntos sean ese azul-verde-mar que veré al día siguiente. Voy a sentarme en la arena. Voy a esperar que una ola gigante me atropelle. Voy a esperar que me hable. Si, estoy segura. Voy a escuchar su latido y cuando el agua yodada y burbujeante me toque la mejilla, voy a quedarme ahí, perdida en ese beso.

Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias



Mis noches, campos minados.

Pablo Picasso (Pablo Ruiz Picasso) - Guernica


Los días se hacen largos, las horas eternas. La noche se transforma en un campo minado. Pretendo no pensar y no paro de moverme. Mi compañero duerme el cansancio del día. Me acurruco como niña. Me acerco. Mi cuerpo se moldea a la forma del suyo. Su calor me recuerda el calor de la vida: los días alegres, las cálidas mañanas. Por unos instantes, me calmo, me siento victoriosa, creo haber ganado esta batalla, y en el momento justo de plantar mi bandera, la idea, me sorprende por la espalda. Pretendí no pensar, pero perdí la guerra: es que en mi campo minado no paré de moverme. 

Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias 

martes, 23 de junio de 2015

El tránsito final, la muerte anda rondando.


Anda rondando. Desprejuiciada camina por el sólido edificio. Sube un piso, lo baja, se detiene: en el viejo sillón, se sienta, complacida; entre dolores y rezos, morbosa, se relame. Se mezcla con el sol de la mañana. Nos miente, y le creemos. Queremos fiarnos, tener fe, queremos aguardar hasta saber que se ha marchado. Sin embargo, sigue ahí. Licenciosa, juega entre los árboles. El jardín en un esfuerzo vano, muestra su actual e inservible belleza. Anda rondando. Por momentos,complaciente, siembra semillas de esperanza, luego, intransigente, su naturaleza la domina, se manifiesta en su ser, irreversible. La encerrona trágica es su mejor amiga. La tragedia, su cordial compañera. La desolación, su pareja inseparable. Quisiera que se canse, que detenga su marcha, que se apiade. Quiero llorar de una vez y para siempre, darle fin a esta agonía, pero ella, implacable, gozosa permanece. Anda rondando.

Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias 

lunes, 22 de junio de 2015

Soñar el Atlántico



Ahora descansa. Sumergido en la marea profunda navega su viaje. Un sueño anticipado lo envuelve. Se aleja (vaya a saber dónde). Veo su vientre llenarse con un aire que deseo imagine sea el del Atlántico; que vea la playa, con su arena ardiente y sus hijos riendo. Deseo sienta las olas mojando sus pies. Ahora descansa. Inhala y exhala. Yo lo hago con él porque las pausas se alargan y quiero creer que con mi esfuerzo alcanza para los dos. Inhalo y exhalo. Controlo su respiración que ahora, aunque nuestra, continúa anhelosa. Sus ojos están cerrados. Deseo que en su sueño se sumerja y que dé una brazada, y otra, y otra más, y se aleje. Deseo que su ser abandone su carne. Deseo que sea libre y al fin poder decir: ahora descansa.

Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias

jueves, 18 de junio de 2015

Marcas


Ellos salen temprano. Camino a la playa rompen el silencio en la mañana. Tejo en mano, balde, paletas y lona, se van felices, dispuestos a disfrutar de un día que recién ahora se está desperezando.
El ascensor demora su llegada y las escaleras se llenan de gritos fuera de horario y pasos presurosos. Yo aprovecho, y duermo al menos un ratito más. Pretendidamente sola (me engaño) y los sueño.
Despierto; y como si no pudiera existir otro destino, corro hacia el balcón. Mi mirada los busca y minuciosa, aún entre tantos, los encuentra. Los veo: los grandes, reptan sus humanidades tendidos al sol; los niños cavan pozos profundos, y con arena húmeda levantan bellas esculturas. Todos y cada uno, dejan sus marcas. Y aunque ellos no lo sepan, yo también lo hago. Sólo que de otro modo, a mi manera, desde lejos, mirándolos.
Stella Maris Riera - Argentina - Psicoanalista (1958) - Contadora de Historias

lunes, 15 de junio de 2015

Escapar del Cuerpo

Esta pintura pertenece a la artista
Nicoletta Tomas Caravia


Prisionero de la carne, exaltado, sus sentidos lo exploran. Esclavo del dolor, explota, está alerta. En una excitación profunda, mezcla de abstinencia y terror, se conmueve. Sufre. Creo que implora. Sus ojos verdes se hacen verdes lagos. Su sufrimiento es el mío. Un abrazo nos confunde y nos funde, como antes, como hace tanto no ocurría. Por unos instantes somos uno. Siento su temblor, advierto sus pensamientos, adivino sus miedos. Pretendo no ver esta realidad contundente, profundamente detestada, irreversible. Odio esta realidad. El y yo la odiamos. Y en este minuto, nuevamente juntos, ambos pretendemos lo imposible: escapar del cuerpo.

Stella Maris Riera - Argentina, 1958 - Psicoanalista - Contadora de historias. 


Otras obras de la autora
Nicoletta Tomas Caravia
Su CV en Nicoletta









jueves, 11 de junio de 2015

Te lloro.

(Ay hermano mío, había olvidado cuánto te amo...)
Por eso te lloro.
Te lloro porque aunque me acerque, ya no conseguiré acercarme, al menos, no como lo hubiera deseado, porque dentro de mí, habita el dolor del desencuentro. Sin embargo, a pesar de esta ausencia tan presente, te amo. Te amo con el amor aquel, el de las vacaciones en la playa: nos reímos de todo, y los chicos corren y se sacuden la arena al grito de helado.
Te lloro, y sé que aunque me acerque, ya no conseguiré acercarme; al menos, no como lo hubiera querido, no como lo había soñado. Te amo con el amor de la niñez y tus pruebas de judo -“porque debo practicar”- y yo vuelo por el aire, y me quedo sin aliento, y me caigo y me levanto, en un grito, mezcla de pánico y gozo, feliz y estrepitosa.
Te lloro, porque aunque te amo y me acerque, jamás lo haré lo suficiente, al menos, no como lo había imaginado. Te amo con el amor de la adolescencia, tirados en la cama, y el cine de los sábados, llena de indios y soldados nuestras tardes; reímos como locos, cómplices y amigos, con esa amistad insensata y eterna que creen tener los hermanos; y la vieja grita, y todo se desordena, la vida se desordena, y nos mareamos, mientras el tiempo pasa, irracional y apasionado, sin lógica ni coherencia. Se mezclan las viejas defensas heroicas, con los anhelos desenfrenados, las pretensiones inhumanas, con las muertes absurdas. Todo nos marea. Pero te amo y te lloro. Te lloro por hoy, por ayer y por mañana; porque aunque me acerque, ya no conseguiré acercarme, al menos no como lo hubiera deseado. Te lloro, aunque te amo, porque dentro de mí, habita el dolor del desencuentro.
Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias 

jueves, 4 de junio de 2015

Mi hijo no hace caso – Descontrol de Impulsos


Cuando de descontrol de impulsos se trata el uso de la palabra es fundamental. Por eso, tengamos en cuenta:
1 –     Al expresar una pauta de conducta usemos frases cortas, claras y simples, asegurándonos que el niño está comprendiendo lo que le estamos diciendo. Una buena manera de saber si comprendió es pedirle que nos explique él mismo aquello a lo que nos estemos refiriendo pero ahora, con sus propias palabras.
2 –     Al hacerlo, sostengamos esa pauta expresada.
Ambas cosas le permitirán al niño, no caer en malos entendidos y conocerá la importancia de la autoridad, la palabra empeñada, y la responsabilidad.
No gritamos, no amenazamos, no castigamos. Usamos la palabra a tiempo, con firmeza, claridad y persistencia. Es decir, sólo le mostramos quién es el adulto en esa familia, quién es la autoridad. Si la palabra por sí sola no alcanza, separemos por unos minutos al niño de esa situación que le provocó el enojo. (Esto no es una penitencia, lo separamos de esa situación para que se calme pero puede hacer otras cosas que le den placer y serenidad) Pasado ese tiempo (el que cada niño necesite) podrá volver a jugar, pero ahora sabiendo, porque se lo habremos explicado,  que dañarse o dañar a otro no lo beneficia sino por el contrario, lo perjudica, y lo aleja de sus amigos.

De esta forma, aprenderán que no hace falta ir por la vida tratando de demostrar quién es el más fuerte, o quién puede más. Aprenderán que no hace falta gritar, ni pegar, ni llevarse el mundo por delante para ser considerado, o visto. De esta forma, habrán aprendido con nuestro ejemplo. 

Stella Maris Riera - Psicoanalista - Universidad de Bs. As.
Atención del Niño y su Familia
Atención individual del Adolescente y del Adulto
Dirección de correo electrónico: lic.smriera@yahoo.com.ar

lunes, 1 de junio de 2015

Los sueños sueños son

demilagroandamos.blogspot.com

Me desperté agitada. Por un instante permanecí en la misma posición que estaba, luego, me incorporé. Sentada en la cama dejé que mi rostro reposara en la meseta tibia y contenedora que formaban las palmas de mis manos y lloré. Los surcos de mi cara fueron cauces de ríos. El sueño rondaba en mi memoria: las imágenes eran nítidas, la frase, perversa. Se repetía una y otra vez; la escuchaba, no quería hacerlo. Froté mis ojos, los abrí, vi el nuevo día que prometía arder sobre la arena y ansioso, ya lo hacía sobre el cemento del edificio. La frase retornaba, yo no quería oírla. Me acosté nuevamente, arrollándome, bajo la colcha naranja. Recordé cuando niña me asustaba y presurosa corría a los brazos de la tía, su abrazo me calmaba (hoy no tengo sus brazos). En su lugar, mi colcha me cobija, debajo de ella escondo mis miedos más profundos, y aunque me hago pequeñita y pretendo esconderme ¿cómo huir de mí misma? La frase sigue ahí, resuena en mi cabeza, duele en mi corazón. Debo olvidarla, y en voz alta no decirla ni a mí misma  -porque si los contás nena, los sueños se cumplen- decía la tía (y yo no quiero eso). Voy a levantarme, voy a sacudirme la resaca de no haberme embriagado. Voy a irme a la vida. Después de todo, hoy es mi quinto día de vacación y el sol promete arder pleno sobre la arena.


Stella Maris Riera - Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias