martes, 5 de septiembre de 2017

No hay calificativo que alcance


Creí ver una serpiente. La oí moverse ante mi, zigzagueando, escurridiza. Sin respetar pensamiento alguno, compulsiva, siguio sus instintos. Verborragica, inescrupulosa, voraz, dejo que las palabras se articularan velozmente, y casi en un vértigo, lanzaran su conjuro. En una sola frase sacio su hambre. Y dicen que arrepentida se apretó contra los dientes, dicen que dió diez veces vuelta por la boca, pero no hubo caso. Sin antídoto que aplacara su veneno, el daño estaba consumado. Ya no habia marcha atrás.  Es que está en su naturaleza. Es ella, la lengua. 

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