domingo, 26 de julio de 2015

El Hijo-Padre



La cabeza inclinada hacia un lado, pesada, cae en una resignada siesta no deseada.
Estás rodeado de gente, y a la vez, profundamente solo, casi vencido, enfrentado a una lucha escarpada, tristemente despareja. (Y pensar que ganabas todas las batallas…)
Tu hijo, hoy transformado en padre, te da su mano; la acarician tus dedos, pálidos y temblorosos de padre-hijo. Él sostiene tu mirada suplicante, y vos, mentís encontrar en ella las respuestas perfectas, las que satisfacen tu súplica. Tu cuerpo convulso, implora letanía: hoy no querés la cresta de la ola, hoy, mejor la meseta, el valle florido, el campo sereno. 
En este cuarto aséptico, impoluto, infructuosamente confortable, el amor, en su máxima expresión, flota en el aire, los cubre, los envuelve. Tu hijo-padre hace todo, te entrega todo, se entrega a sí mismo y más. Respira por vos, y caprichoso, ignora al destino. Es una pelea desigual, pero él, vehemente, no decae, y tantas veces como puede, sacude tu corazón, y en sus brazos, nuevamente, te trae a la vida. 

Stella Maris Riera, Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias 

2 comentarios:

  1. Hola Stella me gusto.Pero dejo tocando fondo a mi crisis de edad...
    Me voy a escribir un tango y vuelvo!!!
    Besos!!!
    ,

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    Respuestas
    1. Gracias Jorge. Cuando la letra del tango esté escrita avisá que la publicamos, je!

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