Esta mañana al levantarme y apoyar los pies en el piso, me sentí más liviana. Pensé que en estos días de emociones y trajines había adelgazado. Me subí a la balanza y me pesé. Entonces lo entendí... me faltaban los veintiún gramos que pesa mi alma, que ansiosa e intrépida, me había abandonado, y sorteando cualquier otro reclamo, ya estaba disfrutando feliz, acurrucada justito ahí, entre mi hija y mi nuevo nieto.
Stella Maris Riera – Buenos Aires – Argentina – Abril 2014
Enternecedor y bello .como toso los que escribe Esta autora.capaz de transmitir lo profundo con palabras sencillas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Susy
EliminarBuenisimo!!! Saludos
ResponderEliminarGracias Mónica por tu tiempo para leer y para comentar
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