Cuando se trabaja con niños, el tratamiento, en líneas generales, es largo. Por ese motivo el profesional deberá poner en juego su imaginación (no sólo la teoría) para evitar el tedio y lograr el estímulo, la motivación.
Es por ello, que en estos casos, la frase "el análisis es un acto de creatividad y construcción conjunta" cobra más importancia que nunca.
En este caso. el niño al que atiendo, y que llega por desatención, descontrol de impulsos y falta de concentración, tiene una pasión: le encantan las piedras.
Hace ya dos años que trabajamos juntos, y hemos pasado por test, charlas, juegos, etc...
Hace unos días que el viene viendo "mi hobby": frascos, porta velas, mosaicos de pared, todo realizado con venecitas o azulejos, que yo, "distraídamente" deje apoyados a un costado de mi escritorio. Y después de unas semanas, la magia ocurrió.
Mi pacientito, se tentó. Entonces le propuse trabajar juntos. Usamos piedras y otros elementos.
Le expliqué "cómo usar las herramientas (léase recursos) cuáles y para qué"
Tuvo que aprender "cómo hacer los cortes y donde" también "como pegarlos" y lo más importante "esperar". Porque claro, no puede terminarse en un solo intento. Casi casi como la vida misma cierto?
Así que este niño, hoy realizó, con esto, que para él fue un juego, un aprendizaje, y mucho más que eso, un enorme trabajo psíquico: debió medir, pegar y sostener, y además no apurarse sino por el contrario hacerlo lenta y suavemente, y volver a comenzar, cada vez que por la fluidez del pegamento alguna piedrita se caía. Y saben qué? No se frustró, tampoco se enojó. Al contrario, volvió a intentar una vez y otra, y cuando su hora terminó, se fue contento, con la alegría de haber comenzado un proyecto, que sabe, va a terminar, y no como yo o cualquier otro le indique, sino como a él le guste, porque es su proyecto y es libre de crearlo a su forma. Cada elemento elegido es su decisión.
Cuántas cosas en un solo hecho:
Soñar qué hacer, elegir colores y cortes, controlar movimientos (sin medicación) y soportar lo que sabe,serán tres días de espera.
Hace ya dos años que trabajamos juntos, y hemos pasado por test, charlas, juegos, etc...
Hace unos días que el viene viendo "mi hobby": frascos, porta velas, mosaicos de pared, todo realizado con venecitas o azulejos, que yo, "distraídamente" deje apoyados a un costado de mi escritorio. Y después de unas semanas, la magia ocurrió.
Mi pacientito, se tentó. Entonces le propuse trabajar juntos. Usamos piedras y otros elementos.
Le expliqué "cómo usar las herramientas (léase recursos) cuáles y para qué"
Tuvo que aprender "cómo hacer los cortes y donde" también "como pegarlos" y lo más importante "esperar". Porque claro, no puede terminarse en un solo intento. Casi casi como la vida misma cierto?
Así que este niño, hoy realizó, con esto, que para él fue un juego, un aprendizaje, y mucho más que eso, un enorme trabajo psíquico: debió medir, pegar y sostener, y además no apurarse sino por el contrario hacerlo lenta y suavemente, y volver a comenzar, cada vez que por la fluidez del pegamento alguna piedrita se caía. Y saben qué? No se frustró, tampoco se enojó. Al contrario, volvió a intentar una vez y otra, y cuando su hora terminó, se fue contento, con la alegría de haber comenzado un proyecto, que sabe, va a terminar, y no como yo o cualquier otro le indique, sino como a él le guste, porque es su proyecto y es libre de crearlo a su forma. Cada elemento elegido es su decisión.
Cuántas cosas en un solo hecho:
Soñar qué hacer, elegir colores y cortes, controlar movimientos (sin medicación) y soportar lo que sabe,serán tres días de espera.
Una sesión diferente, con entusiasmo y risas.
El se fue feliz. Yo me quedé con la alegría del trabajo bien realizado.
Stella Maris Riera - Clínica del Niño y su Familia
Stella Maris Riera - Clínica del Niño y su Familia
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