LA NOTICIA DEL DIA
El Budín De Pan... (nunca me supo tan amargo)
Hoy al levantarme, como todos los días, desde mi teléfono le di una pasada a las noticias. Una fotografía mostraba un sabroso budín de pan. Se acuerdan? Si, ese que mi mamá, tu abuela, o vos misma, preparabas cuando el pan se ponía duro y claro, era una pena tirarlo. El ya había pasado por varias instancias, primero fue la preciada coquita que vinimos comiendo por la calle cuando aún estaba caliente, recién comprado; después acompañó, generoso, los fideos con salsa bolognesa del domingo; el lunes fue tostada mañanera bañada con manteca y azúcar para los más chicos; a la noche se transformó en torreja resbalando en un baño de manteca y miel. El ya conocía el camino, ahora lo esperaba el estante de la heladera que lo cobijaria hasta que algunas manos mágicas lo usaran para que nos volviera a sacar, al menos, un último dulce suspiro. Era cuando al día siguiente llegaba el budín de pan. A veces con caramelo, otras con chocolate. Recuerdo todos los ingredientes colocados sobre la mesa, displicentemente acomodados. La leche, los huevos, el azúcar, y algún que otro secretito que le quisieran agregarr... Su aroma se esparcia por la cocina. Su sabor nos entibiaba el alma. Hoy al levantarme y echarle una mirada a los comentarios de las redes sociales veo el de una señora, venezolana, en una receta de budín de pan. La foto lo mostraba exquisito y tentandonos nos invitaba a poner manos a la obra. La señora comento. _Con la escasez de alimentos que hay en mi pais, imposible hacerlo, es una pena_ Esta frase amargo mi mate y mi alma. Sentí una pena enorme. Pensar que sólo se trataba de pan, leche, azúcar y un par de huevos... Pero ni a eso podían acceder. Siento una enorme tristeza. Nadie debería pasar por situaciones como ésta... Ni ellos (venezolanos) ni ninguna persona del resto del mundo. Porque no es sólo el budín que no se llega a preparar, el budín es sólo una muestra de todo lo que tras él se esconde. Políticos corruptos llenándose sus bocas, hablando del pueblo, al tiempo que sus bolsillos se engordan y los de la gente común, se adelgazan. A ellos sólo les deseo que miren al cielo, porque como decía mi tía (sabia de nacimiento y ética por convicción) "no escupas al cielo que la escupida te vuelve".
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