La imagen pertenece a la sig página www.defensacentral.com |
Hoy soy Stella (la paciente)
Las llamadas “Neurosis Actuales” de Freud paradójicamente se han vuelto hoy más actuales que nunca.
Ya sé, y no porque lo sepa todo… sino porque alguna vez estuve en ese mismo lugar, que puestos en esa circunstancia, enfrentar cada día resulta muy difícil. Se que sentís miedo, (como yo lo sentí) se que no podés resolver si no pensás una vez y otra y otra más; que la duda te tortura y que hagas lo que hagas nunca quedás conforme. Se que una nueva responsabilidad por más cotidiana y mínima que sea está resultándote pesada e imposible de asumir, como si de vos dependiera resolver el hambre del mundo. Estás inseguro, falto de confianza. (Te juro, yo también lo estuve) Tus manos transpiran y tu cuerpo siente un sudor frío que te empapa, enferma y avergüenza. Tu estómago se contrae, tus intestinos te hacen sentir que están ahí cuando nunca antes los había notado.Tu corazón late en tu garganta y tu respiración es anhelosa; no podés estar solo y hasta la presencia de un niño te hace sentir contenido.
Las llamadas “Neurosis Actuales” de Freud paradójicamente se han vuelto hoy más actuales que nunca.
Ya sé, y no porque lo sepa todo… sino porque alguna vez estuve en ese mismo lugar, que puestos en esa circunstancia, enfrentar cada día resulta muy difícil. Se que sentís miedo, (como yo lo sentí) se que no podés resolver si no pensás una vez y otra y otra más; que la duda te tortura y que hagas lo que hagas nunca quedás conforme. Se que una nueva responsabilidad por más cotidiana y mínima que sea está resultándote pesada e imposible de asumir, como si de vos dependiera resolver el hambre del mundo. Estás inseguro, falto de confianza. (Te juro, yo también lo estuve) Tus manos transpiran y tu cuerpo siente un sudor frío que te empapa, enferma y avergüenza. Tu estómago se contrae, tus intestinos te hacen sentir que están ahí cuando nunca antes los había notado.Tu corazón late en tu garganta y tu respiración es anhelosa; no podés estar solo y hasta la presencia de un niño te hace sentir contenido.
Probablemente hayas pensado: “¿qué me
pasa, hasta cuándo, por qué?” Yo misma, muchas veces pensé en esto; durante un largo tiempo creí no poder encontrar respuestas. Luego
descubrí que el problema no eran las respuestas, simplemente, estaba haciéndome
las preguntas equivocadas.
Fue entonces cuando apareció el PARA QUÉ.
Y reconozco que no fue fácil reconocer que
no todos sabemos poner límites a tiempo, o hablar francamente sin temor a la exposición o al juicio externo. Tampoco lo fue comprender que no
lo podemos todo. Que no somos omnipotentes. Que a veces hace falta pedir ayuda. Que para ganar siempre algo, un poquito, hay que perder. Y por sobre todo, que sin culpa tenemos que poner en juego nuestra voluntad y entonces, decir “basta”. Hacernos responsables.
Seguramente escuchar lo que sigue podrá
parecerte descabellado, pero estoy convencida que esto que hoy vivís (esto que
alguna vez yo también viví) y que llega como una enfermedad, de algún modo
viene para ayudarnos.
¿Te cuento? Ojalá puedas sentirlo de este
modo (yo pude hacerlo y eso me ayudó muchísimo): “No estás enfermo, sólo estás atravesando un momento, una crisis”. Y la
crisis como tal, implica un movimiento, un cambio. La crisis dice NO en ese lugar donde
nosotros solos no podemos. Dice “hoy no puedo ayudarte, ni
acompañarte”. Dice “hoy soy yo el que necesito ayuda,
necesito verme, encontrarme nuevamente conmigo, y para eso necesito tomar
distancia”.
Pensás que no vas a poder hacerlo; pensás
no poder hacer o decir algo así? Pensás que acaso no van a comprenderte? Puede ser. Pero también puede ser que si.
Y de todas formas llegó el día en que debemos elegir, tomar decisiones, evaluar cuáles son las
prioridades. Llegó el día de elegirnos. Llegó ese día en el que tal vez, por
primera vez, nos pongamos por delante. Nos enseñaron o pretendieron hacerlo, a
que nos movamos dentro de las seguridades, dentro de lo conocido, de lo
esperable, pero se olvidaron de contarnos que la vida
misma es un riesgo y ese riesgo vale la pena tomarlo.
Se que no es facil. Al menos para mí no lo fue. Se que el camino es largo, duro, y muchas veces doloroso; que probablemente en medio de la crisis sientas, como yo sentí, que -hasta cuándo- que -ya no aguanto más- Dos secretitos: Perseverancia y Confianza. Esto nos cura? Tal vez esa no sea la palabra correcta... Esto aliviará tu (mi) dolor, nuestro sufrimiento. Aprenderás (como yo también lo aprendí) a reconocer señales, y a implementar los recursos (herramientas) necesarias en los momentos adecuados si son necesarios. Como también aprenderás que eso que estás sintiendo no siempre son señales sino que están ahí, hay quedado como una huella pretendiendo disparar el "piloto automático" como me gusta llamarlo. Debemos cortar el círculo vicioso en el que nuestra mente, engañándonos, nos envuelve. ¿Dificil? un poco... Pero como en tantas otras crisis, patologías, o como más te guste llamarlo, SALIR SÍ SE PUEDE. Con tiempo, sin prisa pero sin pausa, sin ponernos en contra de lo que nos pasa, sino haciéndonos amigos de ello. No voy a decirte que es facil, es un día a día, pero si yo pude, vos también vas a poder. Es mi mejor deseo. Y mi testimonio para vos.
Stella Maris Riera -
Psicoanalista - Universidad de Bs. As.