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Esta vez es Eugenia quien gentilmente comparte su testimonio con nosotros. Con él, nos hace llegar su experiencia, nos
regala nada más ni nada menos que una parte de su tan preciada e íntima
historia.
Eugenia nos cuenta de ese tiempo en el que refugiada
en la comida, tapaba un profundo dolor.
Es ella misma quien nos permite conocer dos
sucesos importantes, que a su criterio la marcaron y que considerada decisivos en este proceso:
1- una enfermedad desconocida
por ella hasta ese momento, que la lleva a una internación y que según expresa podía llevarla a la muerte
2- la muerte
inesperada y repentina de su madre.
Dos sucesos enlazados por un mismo factor "la pérdida". (Mientras lo leía me preguntaba si Eugenia no habrá querido comer y comer para no morir... tal como le manifestaban los médicos que podía suceder y tal como había ocurrido de modo súbito con su madre) Pero eso es sólo elucubración teórica...
Por supuesto (ella misma lo manifiesta) el
sobrepeso no era algo nuevo. Eugenia tenía cierta predisposición que la llevó a
caer en la obesidad y no en otra cosa. Al tiempo que su peso aumentaba, su imagen se
modificaba, y su autoestima disminuía.
Sin embargo EL DÍA DEL CAMBIO como ella dice,
llegó.
Leámoslo en sus propias palabras.
Dice así:
.......................................................................................................................
Hola Stella, te escribo un poco lo que significó
para mi tener 40 kg.
de más.
Tres veces en la vida estuve con sobrepeso,
jamás fueron tantos kilos como cuando me pesé en octubre del 2012. Hacía años
que no me pesaba. Durante el 2012 pasé por muchas situaciones nada gratas, en
abril permanezco internada por una enfermedad que no sabía que existía y que
los médicos me decían podía llevarme a morir. En julio, así repentinamente,
fallece mi madre de un paro cardíaco.
La tristeza invade mi ser y me dejo caer.
El sobrepeso ya lo venía adquiriendo, claro está,
pero se hizo aún peor luego de esto. Mi vida antes de los 40 kilos era una,
durante fue otra, y hoy es otra.
Tenía la autoestima por los talones, tanto así
que deje de cuidarme como mujer. Las ropas que usaba eran talles más grandes,
casi el 100% color negro, para disimular. Me sentía insegura para desenvolverme
en cualquier ámbito, no me veía capaz de atraer a nadie y termine encerrándome
en mi misma. Así fue que estuve dos años sola. A la hora de tener que vestirme
para salir o ir a algún cumpleaños, me irritaba no tener que ponerme, todo me
parecía feo. Lloraba y dejaba de ir, eligiendo quedarme en mi casa. Entraba en
negocios donde había visto algo que me fascinaba y aún sabiendo que no me iba a
entrar me lo probaba igual.
Seguí y seguí comiendo.
Seguí y seguí comiendo.
Un día llegue a pasar la barrera de los 100 kilos. Luego de pesarme aquella mañana, sentí que era ese el
momento de comenzar con el cambio. Ya no quería sentirme así.
Fue ahí (finales del 2012) donde empiezo a
averiguar grupos para personas con sobrepeso y comienzo a ir a ALCO. Estos son
grupos dónde uno va, se pesa, cuenta como se siente y todos lo escuchan a uno.
Te animan e incentivan constantemente. Comienzo con un plan alimentario
adecuado para mí (lejos de lo que me gustaba comer), pero muy entusiasmada de
estar ahí dando el primer paso. El descenso fue rápido, ya para abril del 2013
eran 15 kilos bajados y los cambios empezaban a notarse. Empecé poco a poco a
sentirme cada vez mejor, la gente, amigos, familiares etc. me hacían ver el
logro obtenido hasta el momento y cada vez más ganas me daban de seguir.
Comencé el gimnasio (gran ayuda) empecé a trasladarme caminando, me compré una
bicicleta, todo para poder ayudar al plan alimentario y complementar con
ejercicio.
Hoy puedo decir que gracias a ese clic que me hizo la cabeza
aquella mañana que me pese, y la fuerza de voluntad, me siento como hacia rato
no me pasaba. Me volví a encontrar conmigo.
Perdí esa vergüenza que sentía hacia todo,
recuperé la autoestima, activé mi sexualidad que la había sepultado, y hasta
ganas de retomar los estudios tengo.
La gordura me destruyó física y mentalmente, pero la voluntad y el querer verme y sentirme bien, le ganaron la batalla. Es un cambio de hábitos para toda la vid.
Hay que darle para adelante y tomarlo como algo
que nos hace bien y no como algo tortuoso.
Me siento feliz con este cambio.
Espero sirvan de algo mis palabras. Es un poco
lo que me pasó y lo que sentí yo.
Cariños grandes, Eugenia.
Cariños grandes, Eugenia.
... Y claro que sirven y de mucho sus palabras, estoy segura que del otro lado habrá un otro que esperaba oír (leer) que ALGUIEN SÍ PUDO. Eugenia pudo, salió de la necesidad, ya no se esconde. Eugenia habla y con su palabra se habre al deseo. Gracias Euge, has sido sumamente generosa. Stella (LaLic)
Tu opinión me interesa. Dejanos tu comentario. Gracias
ResponderEliminar"El cuerpo es la envoltura más rudimentaria que cubre aquello que realmente somos"
ResponderEliminarExcelente "elección" de vida! Un cambio que compromete al ser en todas sus dimensiones, nada fácil supongo... pero nunca imposible! felicitaciones!!!
Seguramente para Eugenia será gratificante leer tu comentario. Gracias por tomarte el tiempo para escribirlo.
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