viernes, 6 de marzo de 2015

La muerte solapada (*)

"vida y muerte"
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Dijo estar desesperado, que el día anterior había sido largo y tedioso, que se sentía frustrado y enojado, y que al llegar la noche e ir a acostarse buscó una idea que lo hiciera feliz. Dijo que cerró los ojos, que intentó no pensar y no lo consiguió, que intentó relajarse y no lo consiguió, que intentó dormir y no lo consiguió; y que entonces estiró su brazo, abrió el cajón de su mesa de luz, sujetó la caja de ansiolíticos que había comprado (sólo por las dudas) y sacó una pastilla y la tomó, pero luego sacó otra y también la tomó; y que no recuerda cuantas más fueron, sólo dijo oír aún el sonido de la sirena que había quedado grabado en su memoria. Supongo ha de ser una memoria colectiva, transgeneracional, inconciente, que nos sobrevuela a todos, acá, frente a su tumba, y nos cuenta, a pesar de su ausencia, de su profundo dolor.


(*) Solapada: Se aplica a quien se comporta con disimulo para no mostrar sus verdaderas intenciones.

Stella Maris Riera, Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias

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