miércoles, 11 de marzo de 2015

Temporal

Sublimar es Sanar

Todo se produjo en escasos segundos: el cielo pasó de celeste a gris e inmediatamente a un negro absoluto, casi tan absoluto como imagino ha de ser la nada. La tardecita de ese día, se oscureció, el viento empezó a mover con vehemencia las ramas de los árboles, que se balancearon en un loco vaivén. Al principio, fueron escasas gotas, solitarias, aisladas. Luego una cortina de agua inundó la ciudad, y llovió. Llovió con tanta fuerza, que creí ver algún alma, enviándome señales. Mientras tanto, el locutor del noticiero comentaba las imágenes: la ciudad había comenzado a ser un destrozo. Llovió intensamente, una hora, o tal vez fueron dos (ya no lo recuerdo) lo que sí recuerdo, es que de súbito, el temporal cesó, y como si nada hubiera ocurrido, el arco iris apareció, radiante, a la vista de todos. Sin más… las puertas de las casas se abrieron, un niño salió y fue a llamar a otro, y otro a otro, y saltando por sobre algún árbol caído, pelota en mano, se armó el partido. Imposible resistirse a ese arco, enorme e intensamente colorido, que se plantaba irreverente en el cielo. Un cielo que de manera absurda, persistía en su gris.

Stella Maris Riera, Argentina (1958) – Psicoanalista – Contadora de Historias

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