miércoles, 4 de marzo de 2015

Belleza Desprevenida


Sublimar es Sanar
Con solo verla me enamoré. Fue uno de esos amores imprevistos y, estoy seguro, para toda la vida; ¡es que es tan bella! Ella no lo sabe, pero su presencia me invita a soñar mundos rosados donde las viejas princesas (ya reinas aladas) sobrevuelan sus hojas y descansan en sus tallos. Podría haber sido soberbia: su hermosura así se lo habría permitido; sin embargo, cada noche, baja sus pétalos dando muestra de su enorme humildad. Aún así, cuando el sol cae, cuando su tierra caliente la hace parecer triste, persiste en su belleza; una belleza inocente, ingenua y desprevenidamente sociable. Como si una voz mágica existiera, pájaros, mariposas y humanos acudimos a su lado. Cómo no hacerlo, si con sólo verla, al menos yo, me enamoré.



Stella Maris Riera, Argentina (1958) - Psicoanalista, Contadora de Historias

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