Un domingo cualquiera me siento junto
a la ventana del bar de la vieja esquina. Como una medialuna de grasa y bebo un
sorbo de mi capuchino, en el momento justo donde su espuma caliente se
estremece. Libro en mano, siento que esa novela es mi mundo. La lectura me
eleva, me invaden las imágenes, leo: -"camino sin rumbo ni sentido, huelo el
aroma del bosque"-. Siento que estoy ahí, al rato, regreso, al rato, al levantar mi mirada, para luego volver a perderme. Entre mi ir y venir, y el de la gente que camina, apurada por la
calle, en mi viaje, soy nadie, soy transparente. Luego, soy yo misma en en mi inconciencia e intensamente, soy.
Stella Maris Riera, Argentina (1958) Psicoanalista - Contadora de Historias
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