sábado, 21 de marzo de 2015

Los Algos



Fue al otro día de mi cumpleaños. Lo descubrí sobre la mesa del comedor entre los vestigios de la fiesta: platos sucios, vasos a medio llenar y algún trozo de torta mordido, que no supo ser lo suficientemente deseado para cumplir su destino. Desordenadas, además, habían quedado cajas, cintas de rafia y papeles de regalo y entre todo eso, asomando, un tubo largo que a mis ojos de niña, se me antojaba raro y desconcertante. Entre despierta y dormida me acerqué y le quité su envoltorio. Lo giré hacia un lado y luego hacia otro, lo puse al derecho y al revés, le di vueltas. Había quedado hacia arriba (creo) o tal vez  fue hacia abajo. La sorpresa y la intriga se debatían para ganar su liderazgo en mí. El tubo estaba entre mis manos. Hacía mucho tiempo que un objeto no captaba mi atención de ese modo y a pesar de mi intriga y ansiedad, no conseguía encontrarle uso o función alguna. Pero entonces descubrí su ojo: era enorme, estaba ubicado al comienzo, o tal vez al final, sentí que me invitaba a mirar en él y sin pensarlo, uní mi mirada a la suya. Entonces se produjo el milagro: el tubo que hasta hacía unos minutos me parecía absurdo e inservible, se volvió maravilloso. Miles de algos se movían ahí dentro, y en su movimiento, me mostraban colores y formas. Mi pensamiento (mágico) una a una las iba transformando en imágenes, y volé. Sentada en el piso de mi cuarto, sin alas desplegadas, ni cielos abiertos. Volé alto, volé lejos, y descubrí que para viajar no hacia falta moverse y que soñar era más fácil si lo hacía despierta. Mi vida cambió. El calidoscopio me enseño muchas cosas y entre ellas a darle un  espacio y un tiempo mas generoso a la fantasía. Ella, día a día, se alía a mí y me ayuda a sobrellevar la realidad. Sí, ese tubo cambió mi mundo, o  tal vez  mi mundo siempre fue el mismo, sólo que yo no lo había notado y ese día, de súbito, lo comprendí. 

Stella Maris Riera, Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias

Wassili Kandinsky(también llamado Vasíli Kandinsky) nació en Rusia, en 1866 y falleció en Francia, en 1944 se nacionalizó alemán y posteriormente francés, y fue un destacado pionero y teórico del arte abstracto. Estudió derecho y economía, lo que complementó con clases de dibujo y pintura. Al cumplir sus 30 años, Kandinsky abandonó la docencia y fue a estudiar pintura a Munich, renunciando a un porvenir académico ya consolidado. Su interés por el color está presente desde el comienzo de su carrera. Sus variados viajes por diferentes países, lo llevaron a pintar múltiples paisajes alpinos. Tal como narra él mismo en su biografía, por entonces se dio cuenta de que la representación del objeto en sus pinturas, era secundaria e incluso perjudicial, y que la belleza de sus obras residía en la riqueza cromática y la simplificación formal.  Entre 1910 y 1914, pintó numerosas obras que agrupó en tres categorías: 1-las impresiones, inspiradas en la naturaleza; 2-las improvisaciones, expresión de emociones interiores; y 3-las composiciones, que aunaban lo intuitivo con el más exigente rigor compositivo. Estos cuadros se caracterizan por la articulación de gruesas líneas negras con vivos colores; en ellos todavía se percibe un poco la presencia de la realidad. Paralelamente a su labor creativa, reflexionó sobre el arte y su estrecho vínculo con el yo interior en muchos escritos. Al estallar la Primera Guerra Mundial, Kandinsky volvió a Moscú; allí emprendió varias actividades organizativas en el marco del Departamento de Bellas Artes del Comisariado Popular de la Educación hasta que en 1917 se casó con Nina Andreievsky, y cuatro años más tarde se trasladó con ella a Alemania. 

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3 comentarios:

  1. Tu opinión me interesa. Dejá tu comentario. Gracias.

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  2. Brillante relato en el que la curiosidad y la imaginación de una niña exploran la magia, en esa mirada a través del calidoscopio, gran reseña de Kandinsky, artista de obras que se enlazan con aquellas que observa la inocente y entusiasta protagonista del texto. Grata lectura, oda a la belleza de los colores de la vida.
    ¡Un abrazo Stella!

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    1. Epa, cuánto elogio Muchas gracias Edgar por tus palabras y también por haberme regalado un poquito de tu tiempo tanto para leer, como para dejar tu opinión. Te retribuyo el abrazo.

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