Esta Noche CINE |
Era un pueblo sin
muchas atracciones. En él, la rutina era cosa de todos los días, pero esa
mañana, un cartel ubicado en la puerta de la escuela anunciaba: “ESTA NOCHE
CINE”. Pedro corrió a pedirle a su padre que le prestara el auto y presuroso
pasó a buscarla a ella. Juntos marcharon al playón. El Falcon era ancho,
pero igual se sentaron muy juntos, casi pegados, cuerpo a cuerpo, muy cerca del
volante. Al llegar, se ubicaron cerca de la pantalla. Hoy juran que morían por
ver esa película, pero cuentan, que cuando las luces se apagaron, él no pudo
más que pasar el brazo por detrás de su cuello y que ella, simplemente, se dejó
llevar. Dicen que la luna llena iluminó la noche y sus bocas se encontraron. En
la pantalla la película transcurría, al tiempo que las nubes bajaban del cielo,
y se posaron en los vidrios que, para entonces, ellos creyeron empañados. El
día siguiente amaneció eclipsado: era el sol quien furioso apoyado en la luna
se quejaba por no haber presenciado ese romance.
Otras imágenes de esta historia
Stella Maris Riera, Argentina (1958) - Psicoanalista - Contadora de Historias
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