domingo, 8 de marzo de 2015

La familia del adicto (1) Sus Roles

Stella Maris Riera - Psicoanalista
lic.smriera@yahoo.com.ar

EN PRESENCIA DE UNA ADICCIÓN LOS ROLES EN LA FAMILIA SE VUELVEN DISFUNCIONALES.
1- El rescatador
Este miembro es quien pretende salvar al adicto. Es el que intenta justificarlo, paga sus deudas, inventa excusas para protegerlo de las consecuencias que podrían producir sus errores. Es quien quiere resolver las crisis que acontecen por las conductas del adicto y pretendiendo ayudarlo, contribuye a que la negación de la patología continúe. El adicto se engaña y sólo o valiéndose de  “rescatador”, también engaña a su entorno. De este modo la vida transcurre como si nada ocurriera y la adicción no existiera. En este punto es donde estamos acostumbrados a escuchar: “yo lo manejo, lo controlo, lo uso cuando quiero” etc. etc.  Mientras tanto, la ceguera continúa…
2- El cuidador
Es quien realiza todas las tareas y asume todas las responsabilidades con el fin que el adicto se vea liberado de ellas. En consecuencia se carga con responsabilidades que no le competen, asumiéndolas como propias. Pero ocurre que este “amor incondicional” se le empieza a volver en contra. Poco a poco comienza a sentir el peso de esta carga. Su cuerpo se cansa, su espíritu se doblega. Cae en el estrés. Y a pesar de todos los esfuerzos que hace, el adicto continúa en su inercia y lo que es peor, amparado por esta conducta compasiva, día a día se aleja un paso más de la toma de conciencia que podría ubicarlo en el camino hacia la recuperación. Penosamente, con ello, el deterioro va en aumento.
3- El rebelde
A quien cumple con esta función también se lo llama oveja negra. Es el miembro que intenta  desenfocar a la familia. Atrae la atención sobre sí mismo y de esta manera todos pueden volcar sobre él su enojo, y su frustración.
4- El héroe
Del mismo modo que el miembro al que llaman “el rebelde”, éste, “el héroe”, pretende desenfocar a la familia. Su propósito también es desviar la atención que se deposita en el adicto; sólo que los  recursos que utiliza para hacerlo, son diferentes.
5- El recriminador
Éste es el miembro que señala, culpa al adicto de todos los problemas de la familia. ¿Consigue algo? Sí, hacerlo montar en ira, ponerlo en franca oposición con el grupo familiar y finalmente alejarlo. Si de lo que se trata es que pueda abrirse a la palabra, con esta actitud se consigue todo lo contrario: silencio, indignación. Pensamientos del estilo: “mi familia no me entiende”, “de todo tengo la culpa yo” harán que su enojo crezca y encontrará la excusa perfecta para seguir consumiendo.

6- El desentendido
Cuando hablamos del desentendido tenemos que pensar, al menos en lo que respecta a las adicciones, que se trata de una máscara. Como ya dijimos otras veces,  esconde a la vez que muestra. Muestra desinterés pretendiendo mantenerse alejado de las discusiones familiares, y con ello del sufrimiento. Esconde tristeza por la persona amada, frustración por no conseguir hacer nada que logre modificar la situación, y decepción ante cada nueva recaída. Todas estas son sensaciones que el pretendido desentendido no es capaz de expresar.
7- El disciplinador

Como su palabra lo indica, este miembro cree que lo que está faltando en esta familia, es disciplina. Por ello confronta al adicto verbalmente, pretende doblegarlo en sus conductas y si con lo que le dice no alcanza (y por supuesto no alcanza) puede llegar hasta a abordarlo físicamente ¿Qué pasa con este miembro? La situación lo supera y queda ubicado en rol desagradable. La ira, la frustración, la culpa son sólo algunos de los sentimientos que alberga este miembro que recurre al orden para intentar modificar aquello que sólo el adicto, tratamiento mediante, logrará  modificar.

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