lunes, 30 de marzo de 2015

Psicopatías – El partenaire y su angustia

Psicopatías
El camaleón de la sociedad humana


En el informe anterior intenté hacer una aproximación a lo que comúnmente se denominan psicopatías, y mencioné el modo como el campo psicopatológico, desde el psicanálisis, se organiza en sus tres categorías clínicas. Recordemos que ellas son: neurosis, psicosis y perversión. Desde este punto de vista, las psicopatías como entiendo quedó aclarado, no encuentran lugar donde ser ubicadas.
Sin embargo, y recordando que es el mismo Lacan quien amplía el concepto de estructura perversa [1], se pueden ubicar en ella a partir de esta ampliación, los mecanismos y modos subjetivos que permiten explicar las conductas psicopáticas.
Había mencionado algunos rasgos y modalidades de comportamiento que hacen a la psicopatía y en un esfuerzo para aclarar conceptos, contrapuse estas modalidades con las de las neurosis. He diferenciado deseo de goce y es a partir de este punto que pretendo aclarar un poco más, a saber:
Cómo se ubica la angustia dentro de la estructura psicopática y particularmente en la relación que se establece entre este sujeto y su partenaire neurótico.
Como dije: "mientras uno goza el otro se angustia”
Ocurre que en la vida del neurótico la angustia ocupa un lugar de privilegio.
Freud evidenció diferentes formas de angustia según el tipo de neurosis de la que se tratara. Lo que nos lleva a pensar en un tipo de angustia para la neurosis de angustia, otro para la histeria y la neurosis obsesiva, otro para las fobias.
La angustia, repito, ocupa un lugar privilegiado en esta categoría, mientras que en las psicopatías se carece de ella.
En la psicopatía la angustia está ausente. Son pocas las situaciones en que puede aparecer, tal vez en algún momento de crisis, donde los mecanismos psicopáticos fallan, para luego restablecerse y recuperar el “equilibrio habitual” (psicopático).
Intentemos respondernos algunas preguntas
1- ¿Qué ocurre con el neurótico, su partenaire?
El sujeto neurótico se niega a ser objeto de goce del otro, lo rechaza, sufre… ¿intenta salirse de ese lugar abusivo que lo ubica como instrumento puesto al servicio de? Sabemos por Lacan que la angustia sobreviene justamente ahí; cuando el sujeto se cuestiona acerca del lugar en el que se lo ubica. El psicópata juega su juego (un juego con códigos propios, un juego en el que sólo sus reglas imperan). Seductor “invita” a su partenaire a jugarlo, y éste lo juega, irremediablemente. El sujeto “encanta”[2] a su partenaire, detrás de su máscara de amabilidad. Una máscara que vela el abuso y la manipulación.
2- Le resulta fácil al sujeto neurótico correrse de este lugar de maltrato?
Por supuesto que no. Primero, porque autocrítico se hace responsable de todo aquello que le pasa. Él es el culpable, el provocador. El que se merece ese tipo de tratamiento. Segundo, porque el lugar en el que el Otro lo ubica le da seguridad, y aunque tormentoso, aunque siniestro, este lugar es lo conocido.
Cuenta la fábula (transcribo textual)
Salvador Dalí
www.sauval.com
“Revistiendo yo mismo ante ustedes la máscara animal con que se cubre el brujo de la gruta llamada de los Tres Hermanos, me imaginé frente a otro animal, éste de verdad, que supuse gigante en aquella ocasión, una mantis religiosa. Como yo mismo no sabía qué máscara llevaba, pueden imaginarse fácilmente que tenía alguna razón para no estar tranquilo ante la posibilidad de que, debido a algún azar, aquella máscara fuese impropia, induciendo en mi partenaire algún error sobre mi identidad. La cosa quedaba acentuada por lo siguiente, que añadí, yo no veía mi propia imagen en el espejo enigmático del globo ocular del insecto”.
Dice Lacan, “esta metáfora conserva todo su valor. Justifica (…) la pregunta Che vuoi? ¿Qué quieres? (…) ¿Qué me quiere? (…) No es sólo ¿Qué pide, él a mí?, sino también una interrogación suspendida  que concierne directamente al yo, no ¿Cómo me quiere? sino ¿Qué quiere en lo concerniente a este lugar del yo?”[3]
En este sentido será la angustia la que vendrá a conmover lo más íntimo de su ser.
La angustia, bisagra entre el goce y el deseo, nos abrirá a comenzar el proceso que nos lleve al encuentro con el propio ser, un proceso con un intenso trabajo de elaboración psíquica.
Notas Pié de Página


[1] La perversión en un sentido clásico se refiere únicamente a patologías que afectan a la sexualidad.
[2] Usando el término “encantamiento” en su sentido más concreto. El sujeto encantado sólo logra ver aquello que se le muestra.

[3] Seminario 10 La Angustia Lacan Pág. 14 Cap. La Angustia en la Red de los Significantes.

Stella Maris Riera - Psicoanalista - Universidad de Bs. As.
Atención del Niño y su Familia
Atención individual del Adolescente y del Adulto
Dirección de correo electrónico: lic.smriera@yahoo.com.ar

1 comentario: